Muchas de las personas que siguen los artículos que cuelgo , por aquí y a través de Facebook, saben lo que me gusta referenciarme en el cine para hablar de algunos temas , el formato cinematográfico, permite fácilmente poder observar como espectador, y tener una mayor perspectiva de como funciona nuestro pensamiento generando una forma de "actuar" en nuestro día a día.

Hoy, me sirvo de esta maravilla de película, El Cisne Negro, para hablar de cómo y por qué, el ser humano , como diseño, va refinándose dentro de un estricto esquema mental de auto exigencias en busca de una perfección, que en realidad, no existe.

Advierto a los navegantes que en algunos momentos haré uso del ejemplo que ofrece la trama de este film, así que a los que no lo hayan visto aún, les recomiendo que lo hagan!

La identidad de un ser humano , se forma, comienza, a partir de los tres o cuatro años de edad.

Durante esa etapa, se empieza a descubrir de una forma separada a su madre y a los otros miembros familiares o de su entorno.

Comienza a darse cuenta de su invidualidad , como ente separado de los otros.



Empieza a distinguir de igual manera un contexto o realidad "externo" a él.

El simple hecho de esa separación natural, propone unas "reglas del juego" dentro de la existencia, muy diferentes a las que percibía, estando integrado dentro de lo que el asocia como su Origen, "La Madre".

Es la instancia , donde comenzamos a ser conscientes de nuestra vulnerabilidad y debido a esa separación , nos vemos expuestos a un entorno que debe ser "conquistado" , vivir se vuelve un premio a conseguir, la lucha por la supervivencia.

La "identidad" de cada uno de nosotros va a tener en su subconsciente un doble mensaje inscrito.
Un referente interno de "estado de perfección" en el que todos los elementos están unidos, no hay separación , ni división alguna, sino de plenitud, en el que "nada sobra y nada falta", en el que hay "nada que hacer" para Ser en sí mismo.

Por otro lado, un referente externo que es percibido en el lado opuesto, en el del esfuerzo, la estrategia.

El referente interno esta "velado" oculto, lo intuimos.
El referente externo es el instintivo, el que se desarrolla por aprendizaje,  éste, va a conformar mi identidad que tiene la función de definirme como particular en un contexto global.

La distorsión de la percepción es cuando de manera inconsciente, todo individuo busca "ser incluido", "integrado", estar unido ,manteniendo su singularidad en un ambiente que es externo a él, porque está "desconectado" de lo que es su auténtico Origen, y comienza la búsqueda incesante de ese "estado de perfección" a base de perfeccionar su diseño humano.

A ese estado, le llamamos "Felicidad".

Intentamos entonces que nuestra experiencia de vida se parezca, lo mas posible a esa "estabilidad" que nos proporcionaba nuestro Origen, esa instancia de no necesidad.

Paradójicamente, comenzamos a cubrir con capas aquellos "vacíos" que percibo internamente, con adquisiciones externas de todo tipo: relaciones, hábitos, hobbies, trabajo..cuanto más cubrimos, evidente mente, tapamos más lo que realmente somos.

Nos adaptamos, refinando al personaje, a la identidad que hemos ido creando a base de experiencias en busca de esa "felicidad"


Pero la perfección no existe, y al estar cada vez mas cubierta , el reclamo por encontrarla fuera es mas insistente, así que rechazamos cualquier "fallo" o "error" en nuestro cuerpo, trabajo, relaciones, etc..

El mensaje que nos repetimos a diario es que podemos ser mejores de lo que somos, mejores personas,mejores  versiones de nosotros mismos, mejores para otros, que también quieren ser los mejores ,con el único anhelo de ser "incluidos", de ser elegidos.

Mientras, el rechazo de esa "existencia" donde no hay perfección, nos lleva a identificarnos cada vez mas con el personaje de ficción, con ese que "interpretamos" pero no somos, dejándonos aislados, viviendo en nuestras pequeñas islas, que debemos proteger, cuidar, y luchar por mantener a salvo de cualquier cosa que pueda generar una fricción o grieta en la pompa de jabón.

Al no ser real, esa identidad, se percibe en peligro constante, en un estado de hiperalerta permanente. siempre a la defensiva, desarrolla la habilidad de adelantarse al ataque, por miedo a caer en eso que considera, su muerte.

Y así, es como inicia, todo un proceso de auto exigencia cada vez mas exacerbada, y limitante.

Desarrolla una capacidad de control  del entorno que permita poco o nada el error.

Pero la vida es todo, menos controlable, la vida incluye el error sin error.

Antes o después, esa identidad se verá abocada a enfrentar una realidad que ha encubierto y negado y dejará al desnudo todo eso que oculta.

Y al mismo tiempo este será, el punto de inflexión, donde la identidad se suicide liberándose de esas creencias que mantuvo , tendrá la oportunidad de morir de forma abstracta, de soltar todo aquello que creyó ser, para que su verdadera naturaleza se revele y salga a la luz sin miedo ni juicio.