CONSUMIR TIERRA
Chupar, extraer, sacar, succionar, expoliar, consumir...consumir.
En modo automático, el Ser Humano mantiene un vínculo de consumo exacerbado con la Tierra, y mas allá de ser este post un aporte de tinte ecologista, se trata de ver como eso lo llevamos a nuestra forma de existir en todos los ámbitos.
Tomar conciencia.
Perseguimos el sacar recursos, riquezas, alimento, sin entender el Valor Real de todo eso.
Nos especializamos en devastar de manera inconsciente pero que en cualquier momento va a ser visible para que podamos torsionar una perspectiva que nos agota también a nosotros como posibilidad de vida en el planeta.
La idea que planea en ese modo inconsciente y automático, es sacar todo lo que pueda de un otro, te expropio, te destruyo, y cuando no me sirvas, buscaré otro recurso que me sirva a ese propósito de mi interés particular, en el que queda invisible la interconexión con lo global. Por eso buscamos incluso como vivir en otros planetas, el problema no es la Tierra, es la falta de vinculación con ella.
Hay un gran punto ciego respecto a esto.
Tierra, tiene la capacidad de crear y recrear, pone sus recursos para que se generen posibilidades nuevas.
Si no me considero Tierra, parte de ella no voy a implicarme en algo real que nos una y conecte sino sólo busco como demandante , mi propio beneficio.
El vinculo, subsidiario, parasitario, drena nuestro sistema, lo desgasta y lo imposibilita..lo castra.
No sabemos alimentar, no queremos comprometernos con el contexto en el que vivimos, la Tierra y la Vida es vista como algo a subyugar a nuestros deseos y caprichos infantiles.
Pero cuando ella se revuelve, se agita, se expresa...entonces es vista como peligro, como algo que nos ataca, desconfiable..incierta, en realidad, y de nuevo uso, ese ser "invisible", por no poder ver al "Diseño" al completo..y amarlo.
Ilusos.
Somos ella, le pertenecemos, materialmente.
Desde los pueblos indígenas hasta las sociedades mas modernas, tienden a considerar a la Tierra como como esa madre que todo lo da, lista para consumir de mil formas diferentes.Cuando en una relación , sacamos y sacamos para consumir pero no creo nada,hay un agujero negro por el que se cuela ese desaprovechamiento de los recursos, propios y ajenos, se pierden las oportunidades de expansión.
La maternidad de la Tierra para con nosotros es un concepto que deja parcelada la perspectiva entera de ella, limitándola al rol de "expendedora", la otra parte, la creadora y de desarrollo no la vemos.
Y también es un femenino, de ésto hablaré próximamente para que podamos entender tod@s la importancia de habitar ese femenino hecho materia, y que se extiende mucho mas que al rol de dadora de vida.
Cuando no hay una vuelta, una devolución , lo que producimos es abuso.
Violación
Violencia
Carencia
Nos acostumbramos a que nos den, y donde no me dan lo que quiero de manera particular, lo busco en otro lado, .
Así voy generando la famosa "deuda externa", me quedo dependiente, pero no implicado en un desarrollo conectivo y colectivo.
Esto, es un arma de doble filo, porque al mismo tiempo cuanto más consumimos,mas en falta me percibo, entiendo que todo lo que me rodea es usable, personas, situaciones, contexto, pero no aprovechable para generar.
Involucrarme en esa generación de vínculo planetario desde una perspectiva creadora y generadora de nuevas realidades y contextos que no permito explorar.
Soltar la teta, para poder con ese alimento , sembrar, hacer que crezcan nuestras relaciones, que se expandan y fortalezcan desde una perspectiva nueva, invertir y ser al mismo tiempo tierra fértil, Donde me abro y despliego mi potencial prestado, tejiendo esas conexiones que parten de ese aprovechamiento, esa toma de conciencia.
Entregarme al proceso, apostar en ese uno mismo conectado a todo, donde se integra todo.
Cultivar, participar activamente en producir una riqueza interna que comparto y crece.
Si sólo nos sentimos "Herederos de la Tierra", únicamente nos vemos como "legítimos" con derecho a todo, pero nunca establecemos una Legalidad Universal y global que nos implique con la responsabilidad que conlleva esos derechos.
El futuro de la Tierra misma, y de nosotros con ella.
Lo contrario me deja faltante de ese contenido sustancial, es la semilla que no germina, nos percibimos como que no tenemos algo que podamos compartir y ofrecer hacia los demás, que en realidad , soy yo mism@.
Utilizar esta individualidad de forma madura, al servicio de algo que nos trasciende como particularidad.. como partículas, interconexión planetaria y de Género Humano.
No se trata de valores morales, sino de volvernos cada vez mas íntegros y reales en nuestra existencia.
Integridad, como plenitud.
No me quedo a medias.
No especulo con ella.
Participo en esa nueva versión, en esos nuevos paisajes.
Al estar succionando, únicamente, nunca me percibo preparado, incapaz de aportar, me considero pobre.
Porque esa misma acción de alimentarme no me nutre ni tengo una conciencia real de que lo haga para después entregarla.
No puedo reconocer mi riqueza.
Me quedo en una conciencia infante, no adulta.
Si no desarrollamos esta posibilidad que somos, no hay vida, la extinción es clara.
anhelamos el "poder" y como verbo, es posibilidad, oportunidad, futuro incluido.
La tierra nos muestra que hace ella con sus posibilidades, (poderes),nos brinda oportunidades, siendo ella el proceso y el contexto donde poder madurarlas y llevarlas a su máximo esplendor.
La finalidad es el proceso.
Expresarme en él, manifestarme, es el propósito de cada uno de nosotros, nuestro aporte.
Así que, observemos desde dónde lo hago, y si elegimos entregarlo a su expansión y desarrollo.
Es pasar de negar eso que me resuena dentro, y que ingiero con avidez, a una ECO- SI - NUESTRA, en la que mi participación sume, a esa riqueza ..no se proteja o defienda de ella.
Ese es, el verdadero sentido y función de nutrirse.
Nota: Agradecer infinitamente a J.I. Pucheta, por enviarme un artículo sobre la deuda externa que me sirvió para poder ver todos estos cuadros en el proceso personal y global. Poder ver ese femenino Tierra que rechazamos con toda su magnificencia, que nos expone vulnerables, y al mismo tiempo nos sostiene.
Dejar de endeudarnos, para implicarnos.
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