ENTRE EL HACER Y EL SER

by - junio 30, 2018

Cada vez que escuchaba música no podía evitarlo, la electricidad recorría su cuerpo y se veía abocada a a bailar, totalmente involuntario, el movimiento fluía por ella, despertando cada rincón de ese espacio interno que se expresaba a través de la danza.

Tenía nueve años entonces, decidió, que si eso le hacía disfrutar tanto, si la embargaba de esa manera, tendría que convertirla en su profesión.

Sería bailarina.

Años después, descubrió que lo máximo a lo que podría aspirar sería a bailar en algunas discotecas como go-go.

Y no le importó durante un tiempo. Amaba realmente salir a la tarima, y ver Nada, escuchar Nada, era ese momento de conexión profunda en el que había Nadie a su alrededor, ni siquiera estaba ella.
Era solo algo en absoluta presencia, sin identidad.

También amaba escribir, siempre se acompañaba de una libreta para poder hablar con ella, algunos profesores le felicitaban y se asombraban , de que siendo tan joven, pudiera hacer otra versión del final del Lazarillo de Tormes, o que hablara del Che Guevara y de Martin Luther como grandes filósofos del siglo XX en su trabajo sobre el concepto de la Libertad.

Entonces pensó, seré escritora.

Cuando escribía , podía percibir, esa misma mano invisible que la guiaba, "inspiración" le llamarían algunos, y ella , la expiraba a través del papel de sus cuadernos.

A lo largo del tiempo, decidió ser muchas cosas más, a veces, maldecía esa incapacidad de su voluntad personal para realizarse en una profesión concreta.
Probó muchas cosas y expresó otras tantas.

¿Para qué serviría ella?

¿Cuál sería su misión?, y ¿su virtud?, ¿cuál era el don que le habían otorgado los dioses y que ella no había podido descubrir aún?

Tenía muchas preguntas y siempre la misma sensación de no poder llegar a la meta..definirse claramente en una.

Decir..ajá! sirvo para esto o aquello y lo hago realmente bien.

Asumir en la edad adulta que sirves para Nada, para Todo y para Algo, lleva consigo todo un recorrido procesado de ilusiones, frustraciones, distorsiones y realidades.

Descubrir que hay entre el hacer y el Ser, y de qué se trata verdaderamente eso de Ser.

Averiguar a golpe de realidad que la definición del Ser no proviene del hacer sino de lo que soy haciendo y de lo que hago siendo, es uno de los regalos mas ricos que la conciencia nos muestra.

Cuando disfruto haciendo algo , siendo consciencia presente en ese instante , sin interferencias de la identidad, sino mas bien entregándola a vivir ese momento en plenitud, ya estoy siendo, estoy siendo algo que me trasciende mas allá de lo particularmente humano.

Me refiero al disfrute, como ese sacar del fruto todo el jugo, la riqueza de experimentarlo en toda su magnificencia.

Pensamos que sólo podemos Ser aquello que somos capaces de hacer, y añado el juicio "de hacer bien" , lo que se nos da bien.

Reducimos el perímetro y nos limitamos a aquellas cosas que me hacen sentir que soy, que estoy viva, y por eso necesitamos atraparlas en una etiqueta, que nos denomine.

Porque el nombre, es lo que nos dice quienes somos.

Y sin algo que nos defina y nos diga quienes somos, y para que valemos, perdemos el sentido de para qué existimos, perdemos el valor real que contenemos.

Poder darnos cuenta que en cada instante tenemos la oportunidad de entregar ese hacer al Ser, y vivirlo completamente, sin querer encapsularlo, empaquetarlo, y cosificarlo para poder ofrecernos , dejarnos llevar y transformarnos, sin mas sentido ni objetivo que vivirlo y tomar conciencia , es perder el miedo a no ser algo definido desde la estructura virtual que nos ofrece la sociedad y la cultura, para ser definidos por algo mucho mayor.

Sin una meta y a la vez, percibir, como cuando estamos disponibles, ese dejarnos conducir, nos lleva a otras instancias nuevas, desconocidas y que nos han comunicado con la verdadera naturaleza del Ser.

Entonces, dejo de servir para una cosa y otras no, simplemente me vivo ahí, dejo de tener que buscar mis dones especiales ni virtudes, porque estoy vivo, y me exploro a cada momento.

Es una continua actualización de mi mismo, una nueva versión a cada paso.

Observando todo lo que me mueve y de qué forma lo hace.

Revelando aspectos escondidos que salen a la luz y de los cuales no tenía conciencia.

Entre el hacer y el ser hay un circuito que sincroniza a ambos, que los conecta.

Poner esa presencia en lo que hago, sea lo que sea lo que haga,  es Ser, hacer lo que soy, es trascender la perspectiva que tengo de mi mismo y expandir las fronteras más allá de lo que creo que soy o lo que debería llegar a Ser, de forma particular y concreta, más allá de mí.

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